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Luife de Lagos le ganó al cáncer y volvió al intercountry: “Necesité al fútbol para curarme”

“Tenés dos opciones: llevarme o dejarme manejar”. Eso fue lo primero que le dijo a su novia cuando se subió al auto tras la primera quimio, apurado por llegar a tiempo a dirigir a su equipo un lunes por la noche.

“Salí del Hospital Italiano a las 20:30, me subí al auto y ella arrancó. Le dije que no volvíamos a casa, que íbamos a Escalada porque tenía que dirigir a Talleres. Jugábamos contra All Boys y tenía que estar con los chicos. ‘No hay chance’, me dijo primero, pero fuimos igual”.

Así es Luis Felipe Silveyra, emblema de Lagos de Canning e histórico jugador de la ADCC. “Luife” para sus amigos, que ahora lo rebautizaron William Wallace en el grupo de WhatsApp que se creó con el único objetivo de hablar de su salud, y al que se sumaron cerca de 100 personas. “Ese ejército me salvó”, dice en diálogo con NotiCanning.com.

A Luife le detectaron en febrero un linfoma no hodgkin, un cáncer que se origina en el sistema linfático. Desde entonces, el fútbol (y todo lo que este deporte engloba) fue para él igual de importante que el tratamiento médico para curarse.

Luife, en la clíinica con su hija (Vicky) y su amigo (Tano). Y la camiseta de Lagos puesta.

Cuando se confirmó el diagnóstico, lo primero que hizo el médico fue prohibirle meterse en un vestuario con gente, ir a los partidos, tener reuniones sociales. “Le hice caso dos días y me junté con él para explicarle que no iba a poder transitarlo de la forma en la que la enfermedad lo requería”, dice.

Luife necesitó atravesarlo cerca del verde césped. “Hay cosas en mi vida que son muy importantes, que me hacen estar todo el día activo, feliz. Y el fútbol es una de ellas. No iba a poder estar lejos del futbol, lejos de una cancha. Como no iba a jugar, apareció la posibilidad de dirigir el Junior de Lagos de Canning en ADCC y el Senior +35 de Talleres de Remedios de Escalada en AFA.

Sus cuatro pilares

Sus hijos, Vicky y Facu. Su novia, Cami. Su amigo-hermano del alma, Gustavo “Tano” Curiale, otro histórico de Lagos de Canning. Ellos fueron, para Luife, sus “cuatro pilares” en este proceso.

“Lo primero que pensé cuando tuve el diagnóstico fue cómo contarle a mis hijos”.


El hombre de Lagos cuenta que a su hija le costó aceptar la decisión de seguir yendo a los partidos y exponerse a complicaciones con el tratamiento. “Es muy protectora, tenía miedo”, explica. Con su hijo fue distinto: “Como transitamos el deporte juntos, entendió que no podía decirme nada, aunque también se preocupó”.

“La única que me acompañó sin decirme nunca un no fue Cami. Ella entendió rápido que era el camino que necesitaba. Jugó al futbol y sabe lo que yo amo hacerlo. Y con el Tano me saco el sombrero, me acompañó en todo momento”.

Tan vinculado está el fútbol en esta historia que, cuando el médico lo llamó para confirmarle el diagnóstico, estaba cambiándose en el vestuario para jugar con el Master de Lagos de Canning. “Jugué igual, con la cabeza como pude pero siempre adentro”, asegura.

Primero pensé en mis hijos. Ellos son todo para mí. Al otro día los junté en la empresa y les conté. Y lo que vi reflejado en esas respuestas me convenció para definir cómo iba a transitar esto”, se emociona Luife.

“La verdad es que tuve miedo, pero creo que Dios le da las batallas a sus mejores guerreros”.

“Con el Tano me saco el sombrero. Me acompañó en todo momento”.

El apoyo de la comunidad de Canning

A partir de que se difundió la noticia, Luife recibió mensajes de aliento de parte de toda la comunidad de Canning y la liga. “Me llamaron las autoridades de la ADCC, chicos de Terralagos, Venado, de un montón de lugares y de distintas categorías para apoyarme y desearme suerte”.

“Fue una grata sorpresa, porque a veces uno trata de sembrar algo, pero si no te pasan estas cosas no sabés dónde estás parado”, reflexiona. Y bromea: “Nunca tuve tanta repercusión en Instagram con las fotos y los mensajes que iba subiendo”.  

“Se podría decir que necesité al fútbol para curarme, pero ojo: este cáncer me enseño que hay otras cosas igual o más importantes que el fútbol en sí, aunque la pelota siempre vuelve de alguna manera a dar esa vuelta”, concluye.

Durante el tratamiento, Luife dirigió al Junior de Lagos de Canning y al Senior +35 de Talleres de Remedios de Escalada (foto).
Luife hizo el tratamiento al pie de la letra, pero hubo algo que no pudo dejar: el fútbol.

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